
Algunas veces, estudiamos mucho y aprendemos poco o nada. Esto se debe a una falta de método y al tratar muchos temas desorganizadamente.
Aquí, exponemos brevemente, una orientación que consideramos provechosa para que lo ponga en práctica en su estudio personal.
Recuerde:
1. El Maestro por excelencia es El Mesías. El Cristo. el envió su Espíritu para llevarnos a todo conocimiento y verdad
2. El aprendizaje es un proceso sistemático y gradual. Que va de lo sencillo a lo complejo.
1. Reconocer que existe un DIOS Creador.
El Dios creador que registra la Constitución Universal como denominamos a la Escritura, se revela al hombre de manera majestuosa, plena y clara; exponiendo con abundancia sus múltiples atributos y características que le conforman como “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14), DIOS ETERNO (Isaías 40:28), ALFA y OMEGA, PRINCIPIO y FIN y EL TODOPODEROSO (Apocalipsis 1:8). Es tal su gloria que el profeta Isaías declara que quién como EL, que midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo; y con apenas tres dedos juntó el polvo de la tierra; ¿pudo acaso alguien enseñarle o aconsejarle a quien habita en la eternidad? (Isaías 40:12-13; 57:15). Ese DIOS OMNISCIENTE, OMNIPOTENTE y OMNIPRESENTE, le plació escoger una nación santa con linaje escogido para ejercer un real sacerdocio (1ra de Pedro 2:9), conocida antes de la fundación del mundo, que predestinó, llamó, justificó y glorificó (Romanos 8:29:30), para buenas obras, las cuales DIOS preparó de antemano (Efesios 2:10); esta poderosa verdad ilumina la vida de todo aquel que la RECIBE y la CREE, le hace merecedor del mejor título que ser humano alguno, por mucho que se esfuerce, pueda alguna vez por méritos propios alcanzar, el ser llamado HIJO de DIOS (Juan 1:12). Posición que nos atribuye un sinfín de derechos y deberes con implicaciones eternas.
Lectura Complementaria: “El Principio, Una Apreciación Teológica de la Creación”. Artículo del blog de divulgación teológica del Dr. Jho Quijano.
2. Tener un Encuentro con Jesucristo, reconociéndolo como Único, Auténtico y Suficiente Salvador.
Jesucristo representa el cumplimiento de las promesas registradas en el antiguo pacto, iniciadas en Génesis 3:15 y que fueron plenamente presentadas de muchas formas a través de sus profetas. El Hijo Unigénito conocido como el verbo, que desde el principio era uno con DIOS, es el autor de la vida, por quien todas las cosas fueron hechas, constituido como heredero de todo y única forma provista por el PADRE para llegar a Él. (Hebreos 1:1,2; Juan 1-1,3, 14:6; Hechos 3:15). Quien le recibe y cree en su nombre adquiere la ciudadanía del reino al constituirse en heredero (Juan 1:12; Romanos 8:17), transformándose en nueva criatura, dejando atrás las vana manera de vivir y renovando el espíritu de su mente (2da de Corintios 5:17; 1ra de Pedro 1:18; Efesios 4:23).
3. Vivir la experiencia de conocer al Espíritu Santo.
El Consolador enviado por Jesús a la humanidad desde el Pentecostés nos capacita, enseña, recuerda y da testimonio del Hijo del Hombre, cumple la promesa registrada por el profeta menor Joel sobre el derramamiento en los postreros días del Espíritu Santo de DIOS sobre TODA carne, infundiéndonos de poder y autoridad para en el nombre de Jesús presentar las “Buenas Nuevas de Salvación”. (Juan 14:23, Hechos 2:1-3,16; Joel 2:28; 1ra de Tesalonicenses 1:5, Isaías 61:1; Lucas 4:18).
4. Colocar todo el conocimiento humano adquirido al Servicio de DIOS.
Vana es la sabiduría adquirida por el hombre en su antigua vida antes de conocer a CRISTO, la cual debe ser estimada como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús (Filipenses 3:8).
5. Tener en cuenta que el Principio de la Sabiduría es el Temor a DIOS
La Sabiduría de DIOS excede el valor de todas las piedras preciosas, y todo cuanto se pueda desear es incomparable ante ella (Proverbios 8:11), no se adquiere por dinero o posición social, sin embargo reposa en el corazón del prudente (Proverbios 14:33) y se inicia con el Temor a DIOS (Proverbios 1:7).
Con estos principios claros podemos iniciar el estudio de las ciencias teológicas, entendiendo la forma como desarrolla el método científico, su naturaleza y el sistema teológico constituido en la Constitución Universal como modelo de aplicación.