La cualidad de líder ha sido estigmatizada en el mundo global en virtud de lo importante que significa liderar.
Contrario al conocimiento general, que manifiesta la sociedad, sobre el ejercicio del liderazgo, este forma parte de todas las actividades que realizamos.
Sin embargo debemos ser responsables al mencionar que aunque sea una cualidad innata del ser humano, la misma debe ser desarrollada.
Las primeras lecciones de liderazgo no se aprenden en algún curso sobre la temática, se aprenden en la vida diaria desde nuestra infancia y son nuestros padres y cuidadores quienes nos las proporcionan.
De manera que los primeros ejemplos sobre la forma de ejercer el liderazgo serán en un hogar constituido o un hogar destruido.
Papá/mamá son nuestros primeros monitores sobre el ejercicio de esa cualidad innata de los seres humanos. Ellos nos modelan el comportamiento que debemos tener con el equipo o seguidores. Ellos nos instruyen sobre las formas de encarar los problemas eh incluso la manera en la que nos haremos notar en nuestro entorno social.
Ellos (papá/mamá) con sus acciones generan una profunda huella que nos acompañará el resto de la vida. Los padres que son conscientes de esta gran responsabilidad se han comenzado a ocupar de la forma más idónea de criar.
Importante destacar que la ausencia de la figura paterna y/o materna también genera huella. Estas huellas en ocasiones son conocidas como influencia. Y la influencia puede ser constructiva o destructiva.
A manera de conclusión decimos que:
1.- Nuestras primeras habilidades sociales y creencias sobre nuestro liderazgo son adquiridas en la infancia.
2.- La participación activa y efectiva de papá/mamá es indispensable para el sano desarrollo del niño y por ende de su liderazgo.
3.- Hemos sido programados desde la gestación. Algunos programados para lograr el éxito y muchos otros para simplemente ver a otros hacerlo.
Es tiempo que la brecha entre lo que debemos/queremos ser sea cerrada.
¡De esto trata este taller!