Normalmente iniciamos el año nuevo con una larga lista de deseos. De hecho, una gran cantidad de personas brinda entre el final de un año e inicio de otro por esos buenos deseos que expresa por sus labios.
Incluso existen algunos que declaran que este será su año. Sin embargo, al cabo de unos días, esos deseos se comienzan a esfumar entre el día a día. Quizás algunas de esas ideas se mantengan en el tiempo y sean retomadas nuevamente al cierre de año con la esperanza de que puedan hacerce realidad. Construyendo así un círculo vicioso que desgasta y genera frustración.
La clave para romper este patrón es sencilla y se encuentra preinstalada en cada cerebro humano.
El cerebro de todos los seres humanos está diseñado para que su sistema neocórtex y específicamente su corteza prefrontal, accione en las órdenes ejecutivas en base a metas conscientes o inconscientes.
Atención...
¡SIEMPRE TENEMOS METAS!
Es decir, que siempre seguimos un objetivo. El asunto determinante es primero si estamos conscientes de ello, y posteriormente si estamos aprovechando ese recurso a nuestro favor.
¡Acompañanos!